Con el deceo determinado de ense?arles a mis hijos el legado de la cocina chapina que por su delicia y buen adorno entra por la vista y como si fuese recuerdo anta?o regresan las memorias de nuestros tan queridos a?os de esa tierra lejana. Decidi, luego de un impulso sabatuno, comprarles a mis hijos unos chiles rellenos para que deleitaramos un desalluno simple y delicioso. Para mi sorpresa y escandaloso desencanto, tanto mi esposa yo y mis hijas nos enfermamos de el estomago. Despertando varias veces por la ma?ana a correr al ba?o y con retosijones de estomago los cuales no se los deceo ni a mi peor enemigo. Ahora bien, no puedo decir que me enferme por que este mencionado lugar esta infectado, o por sus practicas hijienicas, a decir verdad no las conosco y estaria mintiendo. Segun dicen: de 6 personas, 4 comimos los chiles rellenos, y los 4 nos enfermamos.
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